imagen IA Historia de navidad por partes, No todo es lo que parece

“¿QUÉ SE CAYÓ POR LA ALCANTARILLA?”

Una historia de navidad, que no es de navidad.

Tras el concurso con todos los títulos y comentarios recibidos sobre la historia:

¡YA TIENE TÍTULO!

La historia ha llegado a su fin.

Si estás aquí quizá sepas que hemos enviado esta historia de navidad, por partes, como una experiencia común que hemos vivido.

¿Qué tal ha sido para ti la experiencia? ¡Cuéntamelo!

  • Si la lees / escuchas cuando ya ha estado finalizada se ha publicado para todas las personas, en un formato que ha respetado algunos cambios en tipos y tamaños, fruto de la aventura en sí de escribir y publicar con la diversidad del día a día.
  • Al final de esta entrada tienes enlaces para escuchar directamente en audio.
  • Te damos la bienvenida a nuestra especial historia de navidad y esperamos que disfrutes de ella, la sientas, envíes tus comentarios y la compartas si lo deseas.

 

Aquí comienza la historia.
Como en todas en las historias, hay que ponerse en contexto.

Diciembre siempre me ha gustado, y no por el frío, como me han preguntado en el programa de radio en el que participo los martes… No me gusta el frío, pero nada.

He aprendido a relacionarme con él, pero no me gusta. Me debilita, me pone triste, diría incluso, que me asusta.

Hace muchos años tuve lo que se llama un “principio de congelación“. Estoy pensando que nunca lo he contado… Creo que casi nadie lo sabe y es algo que sigue presente en mi vida. Aquel evento es la razón principal de mi miedo al frío. Bueno… quizá otro día os lo cuente, también si os interesa…

El mes de diciembre me gusta por la navidad, por la vivencia del significado del solsticio de invierno. Si llevas conmigo ya tiempo, lo sabes. 🙂

Pero este año… tiene un significado especial y diferente para mí. No os he contado por qué, no lo he contado públicamente, creo que aún no estoy preparada para hacerlo.

No tengo muy claro cómo voy a vivir e interiorizar este solsticio de invierno y navidad pero “no me lo quiero perder“, tengo ganas…

 

Un mini armario de adviento

A mi hijo, cuando era pequeño, durante el adviento, le ponía en la escalera un armario de madera, pequeñito, con varios cajones algo más grandes que una caja de cerillas. Dentro de cada cajón, colocaba un mensaje o un pequeño regalo, hasta llegar a navidad… bueno en realidad hasta llegar al 21 de diciembre, hasta el Solsticio.

A veces, esos mensajes tenían continuidad y creaban una corta historia; en otras ocasiones, mi hijo encontraba pequeños objetos, regalos sencillos y simples, con un simbolismo. También podría haber alguna moneda… Así que, él nunca sabía qué se iba a encontrar al levantarse por la mañana y abrir el armario de adviento.

Este armario ahora lo tiene mi sobrina y, siguiendo la tradición, el primer año en que ella lo tuvo, yo llené cada cajón con mensajes y regalos. 

Dado que este año que va terminando ha sido, y está siendo, muy diferente para mí, y tú estás ahí leyendo, he pensado que me gustaría compartir contigo una de mis historias, que cada correo sea como abrir uno de los cajoncitos de ese pequeño armario.

Así que me arriesgo y con cariño, comparto contigo esta aventura de enviar la historia cada día, por partes y a ver qué pasa. También verás que los tipos de letra pueden cambiar… porque el soporte en donde la historia se escribe puede ser diferente, no necesariamente aquí. He querido mantener esas variaciones.

Comenzamos…

Aquí va… parte 1

Unos chavales habían roto completamente unas cajas de cartón. No tendría mayor trascendencia si no fuera porque esas cajas, ahora hechas añicos, eran el cobijo de una mujer a la que él conocía desde niño.

Los chicos se reían y huían mirándose unos a otros, mientras se golpeaban en la espalda felicitándose por la fechoría.

Ella, tranquila, tan solo recuperaba sus escasas pertenencias ahora esparcidas por toda la esquina. Él se acercaba para ayudarla cuando escuchó que algo cayó por la rejilla de la alcantarilla y observó que los ojos de la mujer se cerraban mientras caían unas lágrimas silenciosas.

La miró y reconoció su cara.”

 

Parte 2
Continúa la historia que iniciamos ayer. ¿Seguimos? Leo tus comentarios.

“Hermosa y aparentemente afectada por la dureza de una vida poco grata, sus ojos eran limpios con una mirada profunda como si mirasen desde otro lugar. Y sonreían, sus ojos sonreían. Él, de pronto, sintió un latigazo en su cabeza como si unos recuerdos quisieran abrirse camino entre la tormenta de pensamientos que continuamente bullía en su cerebro.

Aguantó para disimular mientras recogía prendas de ropa que parecían vestidos de época, de otra época. Eran hermosas telas, encajes y suave terciopelo azul, granate, negro…

Volvió a sentir el latigazo mientras escuchaba en su interior unas palabras en un idioma que no conocía.

Verum insta est ayhe lu.”

 

Hola, un día más, parte 3. ¿Cómo vas? 

“Se metió la mano en el bolsillo. Intentó llamar para pedir ayuda pero el móvil hacía tiempo que no lo cargaba y se había quedado sin batería. Se acercó a un café y pidió que le dejarán llamar. Recordó que una vieja amiga tenía una habitación libre para alquilar en su casa.

– Hola Celia, soy yo. ¿Recuerdas que alguna vez te hablé de una vecina, la del 11, la mujer que nos vigilaba de pequeños cuando jugábamos en la calle? 

– Sí, sí, lo recuerdo, ¿qué ocurre?

– Se quedó sin casa, vive en la calle. De casualidad la he encontrado. He visto que unos chavales rompían su cobijo de cartones. Te pido que la acojas. Como sabes, me voy fuera y ahora no tengo mucho pero me haré cargo de ella. De momento te pago un mes de alquiler. Ya te contaré… Era una buena mujer. 

– De acuerdo, tráela. Os espero.

Y cortó la llamada.”


Hola, parte 4. ¿Sigues ahí?

“Salió del café y volvió a donde estaba la mujer. La encontró sentada sobre un baúl pequeño. Ciertamente el baúl parecía antiguo, más bien salido de una película antigua, igual que los vestidos. Él no recordaba su nombre, tan solo su cara.

De pronto, se vio de niño, aquella vez que se cayó de la bici y ella se acercó, le levantó y sonriendo, le puso las manos en las rodillas, que le dolían como si quemasen, por el golpe y además estaban sangrando. Al poner ella sus manos, él sintió un calor que recorrió las rodillas, las piernas y el cuerpo entero. El dolor desapareció, como cuando te duermes y no te duele nada. Y las heridas, simplemente, no estaban.

Hacía tiempo había borrado de su mente ese momento porque no lo entendía y no quería seguir siendo el loco que contaba tonterías de ese tipo.

Y ahora, revivía todo.”

 

Hola, llega la parte 5. Lo de “palabra de honor”… que no sean sólo palabras.

“Cuando estuvo a su lado, le dijo que se acordaba de ella, sin más detalles, y que tenía una habitación disponible para que se quedara e irían en un taxi. A ella le brillaron aún más los ojos y una leve sonrisa se dibujó en su cara. Ella también sabía quién era ese hombre. Ella, “sabía”…

Él sin mucho esfuerzo levantó el baúl que no parecía estar muy lleno, y lo puso en la parte de atrás del taxi que acababa de llegar. Una vez sentados en el asiento de atrás, le explicó que él tenía que irse, no sabía aún bien a dónde, pero sentía que tenía que marchar.

“Desarrollé un proyecto para obtener alimento de calidad y barato. He reunido un equipo y dinero para dar trabajo y alimento a muchas personas, pero lo han saboteado, y el trabajo y el proyecto, el equipo, los resultados…”. Él hizo una pausa y cogió aire… “Todo se ha perdido…”, terminó en voz baja.

Se rehizo y la miró: “Yo me haré cargo de usted. Puede estar tranquila de que nunca le volverá a pasar algo así. Le doy mi palabra”.


Hola, parte 6 – vamos avanzando ¿o no? Un ruido, una explicación

“Llegaron enseguida, había empezado a llover y bajaba la temperatura.

Bajó el baúl del taxi y lo metió en la habitación donde Celia, la dueña de la casa, había dispuesto todo con un gusto exquisito; conseguía que te sintieras la persona más importante del mundo.

Ella le miró y sólo dijo: gracias. Y él escuchó en su cabeza:

Verum insta est ayhe lu.

Aguantó la sensación de vértigo mientras respiraba, se despedía de ella cuando recordó y preguntó:

¿Qué se cayó por la alcantarilla?”


Parte 7 .
Ten presente que el Miedo es la emoción, la vivencia más inhabilitante que existe. Algunas terapias y sustancias naturales nos pueden ayudar a afrontar la adversidad, el miedo y superar el estrés postraumático si fuera el caso. Lo sé por experiencia.

 

¨Ella le cogió las manos y mientras le entregaba una pequeña bolsa de cuero envejecida, le contestó:

“Al quedarme en la calle y perder casi todo, también me perdí a mí misma. He pasado mucho miedo y el miedo pesa.

Los miedos y las limitaciones que nos ponemos sin razón, nos impiden movernos, nos lastran y no nos dejan alcanzar el cielo de las ideas y de la ilusión.

Los miedos y las limitaciones son –le decía mientras le apretaba un poquito más las manos– como piedras oscuras que pesan… mucho. Pero al aparecer tú y ayudarme, se me cayeron los miedos, por eso hubo tanto ruido en la alcantarilla.

Esto que te entrego te vendrá bien. Es todo cuanto necesitas para ser lo que has de ser y cumplir tu destino.”


Hola, parte 8, Naranja y negro.

Disfruta, espero tus comentarios.

Él se marchó caminando. Deseaba andar, moverse, sentir ese automatismo de poner simplemente, un pie delante del otro. Caminaba no obstante con esa sensación extraña con la que llevaba todo el día. ¿Se estaría poniendo enfermo? Era lo más inoportuno ahora que tenía que viajar.

Cuando se había alejado de la casa de Celia decidió abrir la bolsa: ¡Trozos de carbón! ¿Carbón? ¡Había un puñado de trocitos de carbón! Sorprendemente no tuvo el impulso de tirarlos. Se puso perdido, como cuando había intentado, sin éxito, dibujar algo decente con carboncillo. 

Esta mujer definitivamente es muy rara, se dijo a sí mismo mientras ataba mejor el nudo para que no se salieran aquellos carbocitos. Guardó la bolsa en un bolsillo interior y profundo de su abrigo para que no le molestaran. Pero no la tiró quizá por respeto a las ideas que tienen a veces las personas mayores. Hacía mucho frío. Miró hacia arriba aunque llovía intensamente.

Verum insta est ayhe lu

El cielo estaba fascinantemente anaranjado: era por el eclipse parcial de Sol. La luz era extraña, y no era su cabeza, en donde escuchaba esas palabras también extrañas.

 

Hola, parte 9 – A veces nos rodea la nostalgia como una neblina. Seguimos…

“(Tres años después…)

En los últimos años, él había viajado por todo el mundo intentando hacer algo que mereciera la pena. Había salido de su ciudad pues había perdido todo. Su chica de siempre prefirió continuar al lado de un amigo más asentado y mirar a la vida de lado. Eso le rompió el corazón.

Ahora estaba a miles de kilómetros de casa, vivía en una casa sencilla, frente a una vista espectacular. Esas vistas que cuando era niño admiraba en las revistas de naturaleza y de viajes. Había encontrado la posibilidad de crear una empresa que diera trabajo y sustento a toda la comunidad. Habían ido prosperando poco a poco: había conseguido un hospital, una escuela, y alegría, mucha alegría.

No había sido fácil. Nada fácil

Se le vino a la mente el día en que recogió a la mujer de la calle y la llevó a casa de Celia. Cada mes enviaba dinero y sabía que las dos se habían hecho buenas amigas. Cuidaban juntas de los chicos que jugaban en la calle. Les contaban historias, y les enseñaban todo lo que querían saber.”

 

—¿Y tú? Has tomado en tu vida alguna decisión que haya implicado un cambio trascendente, del que ahora te acuerdes. Estoy al otro lado con absoluta discreción si quieres comentar o compartir o desahogarte.—

 

Hola, parte 10 – Hoy hemos colapsado el sistema… “Ciclos”

“Ahora él estaba sentado en una esquina en el suelo de su despacho, en medio de una presionante angustia, se sujetaba la cabeza entre las manos como para que no se le escaparan los pensamientos temiendo que le estallara la cabeza.

Varias decenas de personas dependían de él. Y una vez más una desgracia le cortaba el camino. Ahí estaba… solo, asustado, tembloroso, sin saber cómo seguir, qué paso dar.

Sin salida.

Necesitaba un milagro para volver a poner en marcha la maquinaria y que el pueblo fuera de nuevo próspero y dichoso.

En el exterior había empezado a llover y la temperatura bajaba rápidamente, el cielo estaba de un color naranja extraño.

Verum insta est ayhe lu

Se levantó de un salto.

– ¿Quién ha hablado?

Su corazón retumbaba en su pecho, pero realmente… no había nadie.”

 

Hola, parte 11, ¿Quién aguanta más? (Fuera del sistema)

“De nuevo:

Verum insta est ayhe lu

Parecía provenir del armario, pero no… Más bien, el miedo le estaba jugando una mala pasada; mientras se acercaba hacia el armario, nadie hablaba, era su cabeza.

Deslizó la puerta temblando un poco, alargó el brazo y sacó de la parte de abajo del armario el pequeño maletín de cuero decolorado ya de tanto uso.

Era el maletín donde guardaba las pinturas, lápices de colores y carboncillos. Y unos cuantos dibujos que les hacía a los niños para hacerles reír. 

Dibujaba… tan, pero tan mal…

Sin embargo, había sabido sacar provecho de semejante falta de don. 

Él se empeñaba en mejorar sus trazos, dibujos y el resultado final… pero no había manera. 

Algo ocurrió en una visita a la escuela del pueblo: se dio cuenta de que los niños se reían mucho por lo mal que dibujaba. Tan malos eran sus dibujos… que causaban risas estruendosas.

Todos decían: “pero qué malo, qué raro…” y se reían y lloraban de la risa, y se quedaban como flojos, se tiraban por el suelo y al final, él también se reía contagiado porque… total… simplemente había que reírse.

Así que decidió que su habilidad era sacar sonrisas y carcajadas en los momentos más duros. 

Nadie podía mirar uno de sus dibujos sin partirse de risa de lo mal que salían.

Incluso hacían concursos a ver quién tardaba más en echarse a reír… Como cuando él y sus amigos eran pequeños y hacían concursos a ver quién tardaba más en reírse mientras les hacían cosquillas en los pies. 

Esto le trajo recuerdos agridulces.”

 

Parte 12, Las telas, como nuestro tejido de vida, se hacen viejas y por ello hay que cuidarlas.

“Abrió el maletín.

Sin razón aparente se le estaba acelerando el corazón. 

Verum insta est ayhe lu

Ahí estaba esa vieja bolsa que le entregara la mujer que llevó hacía tres años a casa de Celia. Justo de aquella mujer se estaba acordando.

Empezó a desatar el nudo que cerraba el pequeño hatillo que cabía en el hueco de sus manos. No lo había tocado desde entonces y ahora parecía un tanto estropeado. Sintió miedo de romper la tela, como si fuera un tesoro.

Continuó con sumo cuidado para no mancharse de nuevo como aquel día en el que metió los dedos de la mano y encontró aquellos trozos de carbón. 

Ya había conseguido deshacer el nudo, por suerte la tela y el cordón estaban íntegros.

Verum insta est ayhe lu

Contuvo la respiración.”


Parte 13 Silencio, lluvia anaranjada. 
¿Sigues ahí?

“Silencio absoluto.

Su mente dejó de zumbar, silencio absoluto. Esa situación era realmente extraña, tanto que sofocó un pensamiento incipiente para no romper el silencio.

Abrió la bolsa y no pudo ni tan siquiera tocar su contenido. 

Un escalofrío subió por la espalda y la nuca haciéndole temblar tanto que tuvo que cerrar la bolsa repentinamente para no mirar. 

No pudo sujetarse la cabeza para evitar la sacudida del dolor súbito que sacudió su cerebro como un relámpago que, desde el occipital recorrió el interior de su cabeza y creó dolor en los ojos, como chispazos. Cerró los ojos con fuerza y el dolor, desapareció.

Silencio. 

La lluvia continuaba, la luz anaranjada debido al eclipse llenaba el despacho. Hasta respirar era extraño, pero ya no sentía frío como antes. Se dio cuenta de que no sentía nada.

Mantuvo unos segundos más los ojos cerrados hasta que pudo tomar una respiración profunda, tranquila, reconfortar a sus pulmones y rehacerse…

Verum insta est ayhe lu

Otra vez ¿Qué ocurre? Fue lo máximo que pudo pensar. Hablar, no quiso hablar.”

 

Parte 14 – Tres y un trallazo de dolor
Ver con el Corazón es un don.

 

“La luz anaranjada se volvió dorada y ciertamente no podía ver bien con sus ojos pero “sabía” qué veía. Poco a poco sus ojos se fueron acostumbrando a la luz.

Tres guerreros magníficamente ataviados con impresionantes armaduras y protecciones que parecían metal, pues tenían un brillo matizado… a él le parecieron dioses… grandiosos.

Lo curioso es que no sentía miedo, sino una tranquilidad serena y calmada que hacía tiempo añoraba.

Observó que cada guerrero vestía de un color diferente: el primero a su izquierda vestía de negro como el carbón como un bosque quemado, el segundo de rojo como la sangre y el fuego, y el tercero de blanco níveo y puro. 

Estaban frente a él. ¿Y si no eran guerreros? No importaba.

Sin hablar…  le hablaban.

Se puso la palma de la mano izquierda en la frente y la palma de la mano derecha sujetándose la nuca, cerró y abrió los ojos, en un gesto inconsciente para cerciorarse de si su cerebro se la estaba jugando o no, y por miedo a otro latigazo de dolor.

Escuchó estas palabras en su interior.”

 

Parte 15 – Un templo de roca

” “Tú, con tu corazón bueno y resistente, has caminado sin mirar atrás, confiado. Con tus lágrimas que nadie ha visto, has suavizado tu dolor; con tu empeño en superarte, te has vencido a ti mismo en la batalla de la vida, te has esforzado en ser y hacer lo mejor posible, para los todos.

Has superado las pruebas a que has sido sometido y tienes aquí el resultado”.

La vieja bolsa se abrió sola, dirigida por unos hilos inexistentes movidos por las manos de los tres guerreros. 

…Y allí estaban. 

No le había engañado la vista: Envueltos en el polvo del carboncillo, hermosamente tallados, brillando casi con luz propia que lanzaban en todas direcciones. Un puñado de diamantes 

“Sabemos que los emplearás bien”, dijeron simultáneamente.

Las voces de los tres guerreros sonaban armoniosas como si fuera un canto sagrado en un templo de roca. 

“Tienes todo lo que necesitas para cumplir tu destino.

Verum insta est ayhe lu

Verdad es que Mente y Corazón son Uno”

– ¿Qué? Pensó… Ni se atrevió a hablar. Era la primera vez que aquellas palabras surgían de alguna parte en realidad. ¿Esto era verdad?”

 

Parte 16 – El Uno

“Continuaba perplejo mientras la luz dorada se mezclaba con destellos metálicos que cambiaban el ambiente desde el negro oscuro, al rojo vibrante al blanco alado, sin brusquedad, sin molestar a los ojos.

No pensaba… solo recibía. Jamás se había sentido tan lleno y tan vacío al mismo tiempo. Se rindió a la tentación de decir o hacer nada y solo escuchó, como la Tierra que se sabe digna receptora.

“La presión a que nos somete la vida por dura que sea; el dolor de la decepción y la frustración, por más que nos aflija, no pueden destruir un corazón noble y puro. 

Ls Esencia no puede ser destruida. 

Más bien, la Luz que está en todos nosotros, vence a la oscuridad y se obra el milagro.

La Esencia cristalina del Ser se revela. 

Y ya no habrá necesidad, porque todo será colmado. De la Nada surge incesantemente Todo. Una creación continúa por Amor. 

Transformación y transmutación continuas en todos los planos del Ser, en todos los niveles de manifestación, en toda la Naturaleza, en el Universo conocido y desconocido.

Todo es y no es: conforma el Uno.

Todos somos en el Todo.

Todo es Uno.”

 

Parte 17 y final

Cuando sabemos que sabemos.

 

“En algún libro que cayó en sus manos sobre antiguos alquimistas había leído sobre el principio del Uno, de la relación entre todo lo existente. Mirando lo que acontecía delante de él, unas palabras se escribían suspendidas en el aire, una hermosísima pluma dorada trazaba:

“La alquimia de los metales es la más poderosa de todos los tipos de alquimia”. 

Seguidamente, la frase se esfumó como si nunca nada, nadie la hubiera escrito. Lo que siguió fue la respuesta a su mente que preguntaba sin pronunciar palabra alguna: ¿Qué significa todo esto?

El Plomo se puede transmutar en Oro, no sin antes atravesar y superar todas las pruebas, con humildad, respondieron los tres guerreros.

Los minerales transmutan sometidos a variados y repetidos procesos que son un reflejo de lo que nos ocurre a nosotros en la vida.

Tan sólo el amor, la perseverancia y la fe en que tenemos una misión, nos hace soportar y nos transmuta, manteniendo la esencia de nuestro Ser.

Así el carbón en la oscuridad de las entrañas de la Tierra sometido a extremas e irresistibles condiciones de presión y de temperatura, puede convertirse en diamante. La negrura, en transparencia pura y limpia. 

Lo que muchos abandonan porque parece no tener valor, se convierte en lo que abre todas las puertas en este mundo. Tú no abandonaste a nadie, ni en tus momentos difíciles, viste su potencial y te comprometiste a ser parte de un mundo mejor.

Tú eras carbón, Plomo, recipiente sin perfeccionar.

Tienes, siempre tuviste todo lo que necesitas para cumplir tu destino:

A ti mismo.

Verum insta est ayhe lu, dijeron.

Verdad es que Mente y Corazón son Uno.

El Uno que crea y genera”.

 

Silencio.

Los tres guerreros se mantenían delante de él en fulgor intenso que no quemaba ni dolía. 

Silencio.

Él continuaba sin parpadear absorto en las palabras que recibía. Quería entenderlas, hacerlas suyas, y pareciera realmente que se mezclaban e integraban con su cuerpo y su mente.

Silencio.

Escuchó un sonido que recordaba muy bien, y le vino a la memoria su pregunta a la mujer que recogió en la calle.

¿Qué se cayó por la alcantarilla? 

Frente a él vio a la mujer con un hermoso vestido de aquellos que estaban en el viejo baúl. Ella parecía más joven, una luz feliz emitía su rostro y le sonreía.

Sintió ganas de llorar y se dejó ir, las lágrimas brotaron dulces y suaves acariciando su alma.

Verum insta est ayhe lu, se dijo a sí mismo en alto y con firmeza. 

Nunca supe su nombre, pensó. 

No hacía falta, recibió como respuesta. 

Ella “sabía”. 

Él supo que él sabía.”

 

 

FELIZ SOLSTICIO, FELIZ NAVIDAD

Comparte con tus amigos y amigas si te ha gustando

la historia que hemos compartido día a día

 

© de los textos y de la historia, Nuria Lorite Ayán

ISNI 0000 0004 2826 1296

 

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