Juntos somos más fuertes.
En la plenitud y en la adversidad, en la alegría y en la tristeza. Podemos guardar nuestra identidad y ser parte de algo mayor que trasciende a nosotros mismos. Y aunque la vida a ver es tal que nos corta la comunicación con nuestro interior, cuando nos sentimos solos o aislados, a lo mejor es solo que no hemos mirado por la ventana o no hemos estirado la mano para dejarnos sujetar mientras recobramos fuerzas.
Compartimos espacio y compartimos alimento, alimento físico y mental, espiritual y emocional. Información que nutre o intoxica. Todo está para todos, pero juntos, superamos mejor los malos momentos y salimos mejor adelante. No te aísles. No estás solo.
Los más grandes, los más fuertes también necesitan consuelo, también lloran para desahogar la presión. Gracias a ello siguen siendo fuertes.
Desde el corazón,
NLA